UNA JUSTIFICACIÓN PARA ESTE BLOG

Hacer entender, de manera universal, el por qué Cantabria fué parte y esencia fundamental del nacimiento de una nación, es posible que sea muy complicado. Y además, que la historia "abra sus carnes " para recuperar lo que los siglos perdieron, es casi como que imposible.
El sueño en el que los pueblos descansan de su pasado, solo puede ser despertado, si las voces que lo empujan gritan con tanto clamor y con tanta pasión razonada, que haga olvidar el sopor de la injusticia, y el estado de aletargamiento al que ha estado sometido durante tantos años de historia equivocada.
Sería importante preguntarse el por qué actualmente se sostiene un "mito" como parte fundamental de la historia de España y en cambio, no se actualiza una realidad, que está avalada por todas las fuentes, como la historia más válida jamás escrita sobre el origen de un reino.
Creo que este país necesita completarse y es por ello que me gustaría ayudar a recuperar el eslabón perdido de una cadena que... lleva siglos perdido en las profundidades de la necedad.

"Pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte..."
MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO






Gracias a todos los que os interese el tema

martes, 25 de octubre de 2011

Desde Cantabria

DON PELAYO

Aunque no se conoce documentación alguna que facilite las fechas de nacimiento de los Duques de Cantabria Favila y Pedro, ni tampoco del primer rey Pelayo, sin embargo, sí se han podido deducir éstas con bastante aproximación por los hechos históricos, sin que esta aproximación pueda alterar los acontecimientos ocurridos.

Como ya sabemos, la indomable actitud del pueblo cántabro frente a los invasores, en esta ocasión, los godos, a los que hostigaban con continuas sublevaciones y revueltas, forzó políticamente la creación del Ducado de Cantabria. Con ello el pueblo cántabro vivió en un régimen de libertad que no pudieron disfrutar el resto de los pueblos peninsulares.

Los cántabros pactaron la paz y el pago de tributos bajo la responsabilización personal de uno de los principales señores de Cantabria que más dominio y prestigio pudieran ostentar dentro de la unidad política del pueblo cántabro.

Esta independencia pactada, confirma la inexistencia en territorio cántabro de asentamientos visigodos. Los pocos hallazgos de objetos y monedas, proceden posiblemente de botines de guerra o de comercio.

La creación del Ducado de Cantabria y la designación del primer duque Favila sucedió durante el reinado de Ervigio, aproximadamente en el año 684, teniendo Favila, señor de Liébana unos treinta años, o sea nacido sobre el 654.

Favila fue destituído, desterrado y muerto entre los años 700 a 702 por el rey Egica.
En la fecha de su muerte tendría de 46 a 47 años, considerado ya de edad madura a tenor de la media de vida en aquellos tiempos.

A la muerte de Favila, su hijo Pelayo tendría 16 o 17 años. Habría nacido aproximadamente sobre el año 683.

Poco antes de la muerte del Duque de Cantabria Favila, fue designado su sucesor Pedro, señor de Campoo, Polaciones y la Liébana. Tendría aproximadamente unos 30 años.

Los interesados relatos históricos tradicionales a los que nos han acostumbrado, con el paso del tiempo y de los estudios realizados han ido descubriendo la verdadera Historia y perfilando el pasado con más claridad y rigor.

Hemos de significar en primer lugar que las tierras en las que luchó Pelayo, Covadonga y Liébana eran tierras de los cántabros, de las que Pelayo era señor natural y de las que no salió durante el tiempo que vivió su reinado.

Sabido es ya, y aceptado por los más importantes historiadores, que los territorios cantabros y astures estaban delimitados por el rio Sella.

Las invasiones y avances territoriales de los árabes se producen vertiginosamente.

El pueblo astur fué sometido y vivió regido por Munuza que dirigía la gobernación de este territorio desde Gijón.

Cantabria también fue atacada y Amaya su capital más avanzada hacia el sur, fue arrasada por dos veces, una por Tarik en 712 y otra por Munuza en 714.

Los cántabros se replegaron hacia las montañas.

El Duque Pedro, sucesor de Favila es el caudillo principal que contiene por el sur a los combates musulmanes. Sus huestes distribuídas estratégicamente por toda la cordillera cantábrica guardan los accesos naturales donde las tropas árabes sufren graves derrotas.
Junto a Pedro combate también Pelayo, señor de Liébana, presente también en la defensa de Amaya donde es hecho prisionero y llevado a Córdoba lugar del que logra escapar para volver a Cantabria y ponerse al frente de sus gentes en la parte occidental de su territorio ya que el sometimiento de los astures a los árabes suponía una amenaza para el pueblo cántabro.

El fracaso de los árabes en sus ataques a las posiciones defensivas del sur de Cantabria, les obligó a planear una estrategia de incursión hacia Cantabria, por la zona baja de la costa partiendo del territorio astur, zona cántabra, que estaba defendida por Pelayo.

Este plan de los árabes y el gran aparato de fuerzas llegadas desde diversos puntos de España al mando de Alkama, no era para castigar a un guerrillero que molestaba a sus destacamentos, sino para invadir Cantabria, haciéndolo por la parte baja de la costa, salvando la rocosa defensa de la cordillera por los valles próximos a aquélla.

Pelayo, que conocía la zona piedra a piedra, al iniciarse la avanzada, hábilmente sabe atraer sobre sí al ejército árabe haciéndose perseguir hasta llevar a las tropas invasoras hacia el territorio que le era más favorable, las tierras cántabras de Covadonga, donde en un duro combate, Pelayo les ocasiona un serio quebranto y les corta la retirada desde los altos montes que escoltaban la angosta trampa que les había preparado.

El ejército musulmán no tiene más remedio que ascender a las alturas del monte Amuesa, en los Picos de Europa, para evitar el ataque cántabro que le viene de las alturas de las escarpadas laderas, y una vez hayan llegado a lo alto, emprender la retirada por lugares donde no puedan ser atacados por las huestes de Pelayo.

Cruzan el macizo montañoso y llegan a Cosgaya. Los cántabros esperan a que el terreno les sea favorable y cuando los árabes emprenden el descenso por Cosgaya para encaminarse río arriba camino de la meseta, aprovechan la ocasión e inician nuevamente el ataque y hostigamiento desde las alturas, obligándoles a retroceder hacia Los Llanos, donde muy cerca, al pie del monte Subiedes con motivo de un importante argayo (corrimiento de tierras) los invasores son exterminados por los hombres de Pelayo.

Pelayo, tras esta victoria es aclamado y reafirmado como caudillo; vuelve al mismo punto de su frontera con los astures, la ribera del Sella y establece definitivamente su campamento en el poblado cántabro de Canicas, Cangas.

Allí, le llega la noticia de la huída de Munuza y de su muerte, resultando con ello liberados los astures, pero Pelayo, señor de Liébana no tenía ningún deseo de ocupar la gobernación que había dejado el árabe ni tampoco adentrarse en territorio astur.

Pelayo, era solo un caudillo que había defendido exclusivamente su territorio de los invasores musulmanes como sus antepasados lo hicieron de los romanos y de los godos, pero no tenía deseos de conquista.

Aunque la historia ha calificado a Pelayo como primer rey de la Reconquista, la verdadera iniciativa fue tomada por su yerno, el Rey Alfonso I, también de raigambre cántabra, hijo del Duque Pedro de Cantabria y que estaba casado con su hija Ermesinda, quien heredó el trono al fallecer su hermano Favila atacado por un oso.

Ermesinda, hija de Pelayo, señora y heredera de la rectoría del territorio que amparaba la monarquía cántabra, estaba casada como decimos anteriormente, con Alfonso I hijo del duque Pedro de Cantabria el cual agregó al solar de Pelayo sus tierras patrimoniales del Ducado de Cantabria.

Con ellos se inicia una nueva monarquía hereditaria que llega hasta nuestros días, monarquía que es cántabra, cántabra de origen y cántabra por sus monarcas Pelayo y Alfonso I, hijos de los duques de Cantabria Favila y Pedro y consolidada en Cantabria hasta que Alfonso I abrió las fronteras y se hizo cargo del territorio astur, iniciando propiamente la Reconquista, pasando la sede de esta monarquía al territorio astur de Pravia mucho tiempo después con el sucesor Aurelio.

Pelayo siempre se mantuvo en su territorio cántabro y nunca ocupó el astur.

Sin embargo, la nobleza visigoda sí imperaba en el territorio astur y ocupó la gobernación del territorio de Munuza al morir este. Intentan el resurgimiento del visigodismo y la restauración de su monarquía, pero se vieron obligados a conceder importantes concesiones al pueblo autóctono y a renunciar a que los monarcas fueran de estirpe visigoda.

Los visigodos para los cántabros siempre fueron invasores y usurpadores y para poder pacificar el territorio hubieron de crear el Ducado de Cantabria.

La monarquía cántabra nacida en Cosgaya y afianzada en Cangas, toma una nueva dimensión con Alfonso I, al anexionar el territorio astur dominado por los visigodos cuya nobleza presiona insistentemente, y precisamente los hombres del Ducado de Cantabria que anexiona Alfonso I al territorio de Pelayo, se separan de éste y vuelve nuevamente el enfrentamiento con el visigodismo astur.

Para los cántabros el expansionismo y la anexión del territorio astur no era más que una ampliación del poderío de sus propios señores y las normas fueron aceptándolas muy lentamente porque provenían de los rectores cántabros.

Ya en tiempos de Alfonso I el anexionamiento va evolucionando y a la par, la escisión y el sentimiento de oposición toma cuerpo y también se afianza lo que en tiempo de Alfonso III se denominaría Reino de Asturias.

Los territorios del Ducado de Cantabria no lo aceptaron y poco a poco la oposición fue tomando cuerpo, provocando la disidencia total y buscando la autonomía que se logrará y afianzará con el nacimiento de un movimiento que partiendo de las tierras cántabras irá fijando con sus costumbres el nombre de Castilla por las tierras que se unen a la Reconquista y con ello, a la unidad de España.

La victoria de Pelayo en tierras cántabras contra los invasores musulmanes lo convirtió en la figura legendaria que paralizó su expansión.

La verdadera historia no fue contada fielmente, pero gracias al trabajo de muchos investigadores, estudiosos e historiadores se nos van desvelando los puntos que van aclarando muchas contradicciones y crónicas interesadas.

Don Pelayo, hijo de Favila, primer duque de Cantabría era cántabro.

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